Los suelos varían grandemente en su contenido de materia orgánica. Un suelo de las praderas puede contener del 5 al 6% de materia orgánica por unidad de masa en su superficie, considerados los primeros 15cm de profundidad, en tanto que el suelo desértico arenoso menos del 1%. Los suelos con drenaje insuficiente tienen contenidos mayores del 10%; algunos suelos turbosos se aproximan al 100%.
El clima desmpeña una función importante en la determinación del contenido de MOS debido a que ejerce una enorme influencia en la distribución de plantas, material producido por las plantas en la intencidad de la actividad microbiana. Los efectos de la vegetación y la topografía son difíciles de separar de los efectos causados por el clima; todos los factores antes mencionados se integran a medida que se forma un suelo y con ellos se explica la generalización hecha de que los suelos de paradera y los boscosos exceden comúnmente a otros, aunque con buena aeración, en contenido de humus, en tanto que suelos con bajo contenido de MOS, como los semidesérticos y desérticos, tiene muy poco.
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